Cuando llega el invierno, la bajada de las temperaturas hace necesario el uso de la calefacción para sentirnos confortables en casa. El problema surge cuando, a fin de mes, vemos cómo se ha disparado nuestra factura energética.
Por ello, hemos preparado una serie de recomendaciones para ayudar a mantener a raya el consumo sin renunciar a sentirnos a gusto en el hogar. Algunos de estos consejos son generales, mientras que otros te aplicarán o no en función del tipo de calefacción que tengas.
Manten una temperatura constante
La temperatura ideal en el hogar está entre los 19º y los 21º. Por lo que lo ideal es hacer trabajar la calefacción para que alcance un máximo de 21º
Para ello, es aconsejable que cuente con un termostato que mida la temperatura ambiente y un modo automático que nos permita programarla para que alcance esta temperatura deseada y se apague al llegar a ella.
Apaga radiadores en habitaciones vacías
Si tienes habitaciones en casa que apenas utilizas, apaga los radiadores en ellas para no generar un consumo innecesario. A su vez, cierra puertas para que el calor se acumule con mayor facilidad en la estancia donde te encuentras.
No cubras los radiadores
Si tienes radiadores en casa, no los cubras con ropa húmeda. Esta es una medida de emergencia que tod@s hemos utilizado alguna vez para secar prendas. Pero en realidad esto genera una barrera protectora que hace que el radiador tenga que funcionar a mayor capacidad para tratar de mantener el calor en la estancia.
Ventila la casa sólo unos minutos
Ventilar la casa a diario es un hábito necesario para hacer renovar el aire del interior, oxigenándolo y reduciendo el nivel de Co2. Además, ayuda a equilibrar el nivel de humedad y a reducir el polvo y los malos olores.
Ahora bien, cuando el frío aprieta, debemos hacerlo sólo el tiempo justo, puesto que cuanto más tiempo tengamos las ventanas abiertas, más esfuerzo tendrá que hacer posteriormente nuestro sistema de calefacción para recuperar el calor.
En invierno, lo aconsejable es ventilar cada estancia unos 5 ó 10 minutos. Además, es preferible hacerlo antes de encender la calefacción. Si la calefacción la enciendes por la mañana, ventila a primera hora. Si no la enciendes hasta la tarde, entonces el mediodía puede ser un momento idóneo para ventilar, ya que la temperatura exterior suele ser más templada.
Utiliza adecuadamente las persianas y cortinas
Hacer un uso inteligente de las persianas y cortinas también puede colaborar al ahorro energético.
Por ejemplo, sube todas las persianas para que los rayos del sol calienten la estancia.
El uso de cortinas, por su parte, ayudan a aislar la vivienda del frio y a contener el calor del interior
Coloca paneles reflectantes detrás de los radiadores
Un panel reflectante es una lámina delgada fabricada en materiales flexibles que provocan que el calor rebote sobre la misma y cambie su dirección. Así, si se colocan detrás de los radiadores, evitaremos que el calor desprendido se acumule en la pared y rebote hacia la estancia.
Con ello, optimizamos la eficiencia energética de la habitación, alcanzado la temperatura deseada más rápidamente.
Según la OCU, el uso de estos paneles reflectantes podría ahorrar entre un 10% y 20% de la factura energética.
Abrígate en casa
Tener encendida la calefacción no es sinónimo de poder ir en ropa de verano por casa. En invierno hace frío, y por tanto, lo adecuado es llevar ropa acorde a la época del año, también en el hogar.
Usar ropa abrigada, unos buenos calcetines o una manta cuando estés en el sofá, permitirá que no sea necesario aumentar en exceso la potencia de tu sistema de calefacción.
Apaga la calefacción por la noche
Salvo que vivas en un clima muy frío, la calefacción por la noche no es necesaria y aumenta ostensiblemente tu factura energética.
Un pijama abrigado y un buen edredón deben ser suficiente para dormir plácidamente en la mayoría de los casos.
Programa el encendido 1 hora antes de llegar
Dejar la calefacción encendida cuando no estás en casa para que cuando llegues esté caliente, no es eficiente ni práctico. Es preferible que enciendas la calefacción al llegar a casa, aunque ésta tarde un tiempo en calentar la estancia.
Lo que sí puedes hacer en el caso de tu calefacción tenga temporizador, es programar el encendido una hora antes de llegar a casa. Así, cuando llegues tu hogar estará caliente y habrás evitado tener la calefacción todo el día fucionando.
Mejora el aislamiento térmico de tu hogar
En palabras del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), aislar térmicamente una vivienda consiste en lograr que sus elementos en contacto con el exterior aumenten su resistencia al paso del calor, lo que se consigue incorporando materiales aislantes en: muros exteriores, cubiertas, suelos, tabiques y huecos.
Con ello, se reducen las pérdidas de calor, lo que evita que nuestro sistema de calefacción tenga que trabajar a máxima potencia y se dispare nuestro consumo energético.
De entre las medidas dirigidas al aislamiento térmico de la vivienda, podemos encontrar desde reforzar suelos, paredes y techos con material aislante, hasta la mejora de los vidreos y carpitería de puertas y ventanas.
Es cierto que esta medida requiere una inversion, por lo que habrá que valorar si merece la pena. Según cálculos del IDAE, una rehabilitación térmica media, se puede amortizar en 5-7 años.
De entre todas las medidas que podemos hacer para mejorar el aislamiento térmico de la vivienda, las mejora del aislamiento de puertas y ventanas es la más habitual.
Y es que según las estimaciones del mencionado instituto, la mejora del aislamiento de vidreos y carpintería pueden suponer un ahorro energético de hasta el 30%. Básicamente, instalar doble acristalamiento en ventanas y renovar la carpitería de los marcos.
Para acabar con este apartado, una medida económica y que no requiere inversión, es la de colocar un burlete en el hueco entre la puerta y el suelo.
Extrae el aire de los radiadores periódicamente
Si tienes radiadores de agua, una acción recomendada es purgarlos una vez al año. Esto es, extraer el aire acumulado en su interior. Este aire acumulado en forma de pequeñas burbujas dificulta el proceso de circulación del calor y requiere tener la calefacción funcionando durante más tiempo para alcanzar nuestra temperatura de confort.
Aquí puedes ver una guía paso a paso de cómo hacerlo.
Instala una caldera de bajo consumo
Si tienes calefacción de gas, cuando llegue el momento de renovar tu caldera, instala una de bajo consumo. Las calderas que menos consumen son las de condensación, que ofrecen un ahorro de hasta el 40% del combustible.
Revisa tu tarifa
Tanto si tienes calefacción de gas como eléctrica, quizás es momeno de revisar a fondo qué estas pagando. Hoy en día hay muchos agentes en el mercado y, haciendo una buena comparativa, es posible que te lleves alguna sorpresa positiva.
En el caso de que tengas calefacción eléctrica, revisa tambien la potencia que tienes contratada, para confirmar si es la adecuada a tus necesidades. Para conocer este dato, basta con que eches un vistazo a cualquiera de las facturas de tu compañía eléctrica.
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